El nuevo gobierno socialista ha repetido en varias ocasiones que tiene la intención de exhumar los restos de Franco. Una medida estrella para la conspiración republicana en marcha, que necesita golpes de efecto para avanzar.
El régimen político del 75, con la insurrección catalana resistiendo, es un régimen fallido. Lo observamos en los distintos gobiernos que se han sucedido, desde las primeras Elecciones Generales de 1978. No han servido para gran cosa las mayorías absolutas, a cargo de gobiernos socialistas o populares.
Precisamente, el régimen de Franco se apoyaba en una construcción jurídica evidente, Las Leyes Fundamentales del Movimiento; pero indiscutiblemente contaba con el apoyo del ejército y de la Iglesia Católica, hasta el Concilio Vaticano II.
El régimen del 75 cuenta con una Constitución anulada por la acción de dos legalidades enfrentadas. El ejército, tras el 23-F de 1981, no parece ser un soporte seguro para el régimen vigente. La intervención del Rey Felipe VI, por la situación en Cataluña, debía contar con algún respaldo, como el aparato judicial, por los acontecimientos posteriores, y, posiblemente, las Fuerzas Armadas. El gobierno de M. Rajoy no estaba dispuesto a ejecutar el artículo 155 de la Constitución española; los acontecimientos se precipitaron y se arbitró un 155 muy laxo.
Consecuencia de la baja reacción del gobierno popular es la persistencia en la insurrección institucional de la Generalidad catalana, todavía en manos del bloque secesionista.
Sabemos que la conspiración republicana celebra la rebelión catalana, porque favorece las aspiraciones republicanas. El proyecto de exhumar los restos de Franco sería un activo más para las fuerzas políticas que abogan por el advenimiento de un régimen republicano.
Recordemos que en España o en Europa no hay estrictamente extrema derecha, porque estas formaciones no dominan la calle. Las mayorías parlamentarias se han mostrado estériles para cambiar la orientación política del régimen del 75. Concretamente, Vox, ha reforzado la acción del aparato judicial en contra de los jefes secesionistas catalanes, con querellas, que ningún otro partido ha secundado, que sepamos.
Así pues, el régimen del 75 no se apoya en nada cierto. Si no ha caído es por la pertenencia a la Unión Europea y a la OTAN, como por la presencia de bases militares norteamericanas en suelo español.
El gobierno socialista es débil; la mayoría que logró en la moción de censura la caída del gobierno popular es un fiel reflejo de lo que pasó en la II República española: un frente popular que va perdiendo fuerza, a medida que deben concretarse las acciones políticas. La desunión es un mal nacional irremediable.
La Monarquía española no goza del apoyo del gobierno, aunque las apariencias nos engañen. El Partido Socialista es republicano y si ha apoyado la monarquía parlamentaria o constitucional ha sido gracias a la corrupción. Es el precio por apoyar la solución dada por el régimen de Franco.
Por el momento, el gobierno socialista amaga con exhumar los restos de Franco. La mitología republicana aparece una y otra vez en escena, por unos medios de comunicación entregados a la causa republicana. El pueblo compra lo que las élites proponen.
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