Entre Cataluña y España hay algo irremediablemente roto. 400 años separan a Cataluña de España. Sin embargo, Cataluña sería una nación si países extranjeros relevantes reconocen como independiente a Cataluña. Mientras tanto, la rebelión catalana proyecta un foco de infección política en Europa.

Entre Inglaterra y Alemania hay algo irremediablemente roto. La II Guerra Mundial y los avatares del capitalismo nos revelan una ruptura entre estas potencias europeas. El Brexit es la culminación de estas diferencias irreconciliables. Los resultados electorales de ayer refuerzan esta separación entre potencias europeas.

Del mismo modo, entre Alemania y Rusia hay algo irremediablemente roto. El contraataque soviético en la II Guerra Mundial supuso la violación masiva de mujeres alemanas. Las tropas aliadas también incurrieron en este comportamiento criminal. Pero nos interesa destacar que el acercamiento de la Unión Europea a Rusia carece de realismo político. Los antiguos aliados de la Unión soviético son los aliados de Estados Unidos, en la actualidad y en Europa.

La primavera europea, la rebelión catalana y el Brexit han conseguido paralizar, en parte, a la Unión Europea. El presidente de Estados Unidos, a raíz de la victoria del Partido Conservador británico en las Elecciones Generales celebradas ayer en Gran Bretaña, anuncia un gran pacto comercial entre las dos potencias anglosajonas. El bloque anglosajón sacudido por el nacionalismo del republicano Donald Trump y el conservador Boris Johnson. Para los europeos no hay ninguna incertidumbre eliminada.

Bloqueo político en Israel y en España. La cuenca mediterránea proyecta inestabilidad política que infecta al continente europeo. La Unión Europea no dispone de instrumentos para reconvertir la situación española. En España todo gira entorno a cuestiones políticas, que contamina el aparato judicial, los medios de comunicación y la opinión pública. El régimen del 75 está irremediablemente roto.

Estados Unidos recrea la Guerra Fría con Rusia. Recordemos que el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética prestaba particular atención al deporte y al espionaje. Recientemente Rusia ha sido castigado con no poder participar en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El dopaje es la causa, que no afecta a los deportistas rusos que cumplan con la Agencia Mundial Antidopaje; pero no podrán competir bajo el pabellón ruso.

Ahora bien, Rusia sirvió a los intereses del bloque anglosajón en la II Guerra Mundial. Pese a la Guerra Fría que nunca fue, Rusia se presta a la recreación de dicha dinámica prebélica. Esto deja todavía más comprometida a la Unión Europea, que todavía no ha reaccionado ante la amputación británica.

También hay algo irremediablemente roto entre el bloque anglosajón y el bloque hispánico. El muro de separación entre Estados Unidos y México, en la frontera común, revela un mal de fondo que las relaciones internacionales solapa. La persistencia de la izquierda hispánica, desde Cuba hasta España es una apuesta nacionalista frente a la dominación anglosajona.

¿Es China la gran beneficiada de lo irremediablemente roto? Parece que hay también algo irremediablemente roto entre China y Hong Kong. Las relaciones internaciones no nos permiten discernir una certeza.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

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