Razón de Estado es lo que ha esgrimido el gobierno español de coalición entre el PSOE y Sumar con una nueva Ley de Amnistía; no se trata de un golpe de Estado como insinúa la oposición de Vox. Más moderado el Partido popular también ha cuestionado el oportunismo del gobierno que ha accedido a las demandas del nacionalismo catalán, en especial Juns per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont y otros prófugos de la justicia española.

La Razón de Estado es la discrecionalidad con que cuenta un gobierno, que debe responder a un desafío con rapidez, en los límites de la legalidad. La oposición ha cargado con dureza contra el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, porque ha redactado una nueva Ley de Amnistía para el beneficio de los políticos catalanes exiliados por su cuenta en Bélgica.

La Unión Europea y Bélgica han consentido la presencia de los políticos catalanes fugados y no han accedido a las demandas repetidas de la justicia española. Hay que reconocer que el desaire para el Estado español ha sido notorio. Entonces, un resultado electoral apretado en las últimas Elecciones Generales de 2023 ha empujado a la coalición del PSOE y Sumar a un acuerdo de investidura y legislatura con los nacionalistas catalanes; los nacionalistas vascos también han entrado en juego y se han inclinado en apoyar al gobierno del PSOE y Sumar.

La reacción de la derecha ha sido fuerte; la presencia constante de gente en las inmediaciones de la sede del Partido Socialista ha sido muy llamativo. La gente no quiere que los políticos catalanes en el exilio sean perdonados. La oposición quiere un respeto escrupuloso de la legalidad y no admite el oportunismo del PSOE y Sumar. Pero como hemos indicado, la Razón de Estado es un recurso propio de un gobierno para salir airoso.

Pedro Sánchez ha demostrado ser un político audaz que no tiene problemas para utilizar la Razón de Estado. Otros presidentes del gobierno de España como Mariano Rajoy o Zapatero no demostraron una actitud como la del presidente socialista Pedro Sánchez. El gobierno del Partido Popular que enfrentó la rebelión catalana en 2017 consintió la fuga de Carles Puigdemont y otros políticos catalanes.

El problema de Cataluña y las demandas de los partidos nacionalistas no han terminado con el acuerdo actual con el nuevo gobierno español. El pueblo español debería parecer cansado y aburrido ante la pertinaz insistencia de los nacionalistas periféricos; no hay que olvidarse de los nacionalistas vascos, herederos de ETA y el PNV.

El comportamiento de Bélgica y de la Unión Europea en segundo plano ha dejado en mala posición al Estado español, miembro de la citada Unión Europea. La justicia española ha sido incapaz de conseguir la extradición de Carles Puigdemont y otros fugados catalanes.

Los partidos del centro-derecha español no se han unido para enfrentar el golpe de mano del gobierno de coalición español. Una nueva derrota electoral deja en mal lugar al líder del Partido Popular, el señor Feijoó. La Razón de Estado no es incompatible con un sistema democrático. La opinión pública puede acabar confundida ante los mensajes de la oposición, que se ha convertido en defensores de “la legalidad” ante la sorpresa general.

Ante todo, debemos ser conscientes que el acuerdo del gobierno de coalición y los partidos nacionalistas catalanes no resuelve el fondo del problema catalán. La audacia del gobierno de coalición conseguirá rentabilidad política a corto plazo. La oposición debe plantearse su estrategia para atraerse al votante de centro-derecha.

Los medios de comunicación han tenido una actividad importante con la actitud del gobierno de coalición español. La democracia española no es más fuerte por la Razón de Estado del gobierno español. Hace falta fortalecer las instituciones.

 

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