En 2017 se ha cumplido diez años del estreno de la serie tv Mad Men. Según los medios especializados, Mad Men ha sido una serie muy exitosa, que contrasta con otras producciones por el contenido, vida y milagros de una agencia de publicidad. Por ejemplo, la serie citada consiguió un récord de audiencia al inicio de la quinta temporada (2012).

No sabemos con certeza si Mad Men es una mirada al pasado, como el guion dicta, o es una proyección al futuro de la sociedad norteamericana, con personajes y trama de la década de los sesenta, fundamentalmente. Parece que, a pesar de las alabanzas hacia la serie, hay una resistencia para el revisionismo de la sociedad y cultura de Estados Unidos. Mad Men lo demuestra.

El capitalismo anglosajón es el patrón de la globalización. Los mercados necesitan de la publicidad, porque es el lenguaje universal de las mercancías. Pero el capitalismo es un sistema económico y cultural, dado que como refleja la serie Mad Men, el nihilismo es el fundamento que da coherencia a las vidas de los personajes y las instituciones de los Estados Unidos de los sesenta en adelante.

Un senador estadounidense al referirse a la década de los sesenta sentenció: “La gran juerga”. Desde entonces, en Occidente, con alguna excepción, vivimos bajo la resaca de las transformaciones sociales que comenzaron en la década de los sesenta (siglo XX). Fuertes convulsiones que afectaron al individuo y a la familia. El auge de la poligamia de hecho, no de derecho, es el leitmotiv de la serie Mad Men.

Excelente guión por Matthew Weiner, actores magníficos, una puesta en escena sobresaliente, etc. Mad Men cumple con nota muy alta en todos los aspectos que podemos analizar de una serie de televisión para un público adulto. La réplica española sería Velvet. En España tenemos una buena tradición en la realización de series de tv, que conviene conservar, dado que el cine responde a otras exigencias. Tiempo entre Costuras es una excelente serie española.

Don Draper es el personaje principal de la serie Mad Men; que no haya provocado una fuerte corriente de opinión en contra ha sido un éxito del guionista Matthew Weiner. Un personaje, Don Draper, compensado por la maestría de Roger y la audacia femenina de Peggy. El público estadounidense ha aceptado Mad Men, porque ha entendido que no se cuestiona los estereotipos vigentes en la cultura norteamericana, como la cultura pop, el afán de enriquecimiento como única moral pública y el sempiterno optimismo de los mass-media de Estados Unidos.

Mad Men es un remake de Love come back («Pijama para dos»); el reparto compuesto por Doris Day, Rock Hudson, Tony Randall en los principales papeles. El guión del film gira sobre el mundo de las agencias de publicidad. Mientras Love come back es una comedia, Mad Men es un drama; los sesenta fueron una década liberal, más o menos, el siglo XXI es una época sectaria, por varios factores.

Que la serie llegue a convertirse en un mito parece excesivo. Mad Men necesita estudios más rigurosos para profundizar en su contenido no aparente. Por el momento os invitamos a leer un artículo sobre Mad Men en New Yorker magazine

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