El terrorismo internacional golpea a Europa reiteradamente, sin que los gobiernos nacionales y las instituciones de la UE logren frenarlo. El yihadismo ha encontrado un blanco perfecto en las ciudades europeas; Barcelona la última escogida. Europa soporta esta lacra por la debilidad política, desde la II Guerra Mundial. De facto, el viejo continente es un protectorado de Estados Unidos.

Brexit, aún por concretar, refleja la citada insuficiencia europea, particularmente evidente en la seguridad; demasiados atentados, el fracaso de los servicios de inteligencia, nacionales y comunes. La UE podría tener los días contados, a partir del Brexit, si no hay una integración real, por ejemplo, en seguridad, algo acuciante, para Bruselas.

¿A cuántos países miembros de la UE les quema la mayor integración? Ahora que se trata del único objetivo de la UE, a medio plazo. A Gran Bretaña, a la vista de su propuesta de separación; España, al menos los partidos constitucionalistas abogan por la citada integración europea, dados los problemas internos: la secesión catalana en marcha; el independentismo vasco latente. Podemos, aun presente en el Parlamento europeo, cuestiona la UE.

Con la marcha de Gran Bretaña, el reto de la integración europea parece un asunto de supervivencia, siempre que exista el beneplácito alemán. ¿Podría Francia proyectar su centralismo a Bruselas, ahora que los británicos no condicionan activamente los progresos de la UE?

El Estado islámico ataca la debilidad e indiferencia de Europa; este proto estado salafista enarbola la bandera religiosa para justificar sus atentados, que ejecuta con regularidad.

Ya hemos comentado en alguna ocasión que a Europa interesa la paz en Oriente Medio. Pero nadie representa el partido de la anhelada paz en esta región del mundo. La ofensiva sunita wahabita ha sido respondida por el Islam chiita; se constata en la Guerra de Siria, en la que dos bandos se enfrentan con los respaldos respectivos de la Guerra Fría.

La situación de Europa no permite concebir la ruptura del status quo vigente, que beneficia a Estados Unidos, que mantiene una posición conservadora. Por añadidura, Europa recibe los golpes del terrorismo internacional.

Fijémonos en los mensajes del Vaticano que piden la paz, la fraternidad de los pueblos o el ecumenismo militante. Poco tiene que ver el catolicismo postconciliar con la tradición del orbe católico, ahora que Europa es atacada por guerreros del islam sunita salafista.

La llegada masiva e inesperada de refugiados es otra prueba de la impotencia europea para adelantarse a las consecuencias del conflicto permanente en Oriente Medio.

Barcelona más o menos Europa

Si la Generalidad catalana está obsesionada con la desconexión del Estado español y éste permanece desaparecido de Cataluña, es posible que se haya desatendido alguna línea de investigación relevante o indicios suficientemente importantes que hubieran abortado el atentado yihadista de Barcelona. Europa paga traidores.

España respiraba relativamente tranquila por la ausencia de atentados del Estado islámico, que golpea los intereses turísticos de los países europeos. Al final, España se suma a los objetivos el terrorismo internacional, que ahora encarna el EI.

El terrorismo internacional ha deparado varias franquicias: Estado Islámico, Al Qaeda, ETA, IRA, Brigadas Rojas, Boko Haram, FARC, etc. La globalización es la coartada perfecta para ocultar las conexiones de estas organizaciones con los estados. Sin inteligencia no hay terror. El lobo solitario aúlla a la luna.

Otra demostración de impotencia es el despliegue de cientos de policías y militares para capturar las células de terroristas radicales islámicos, integrados por pocos individuos. La inteligencia vuelve a fallar. Los políticos revelan un talante despótico para la ocasión. Europa carece de figuras políticas que hagan avanzar el proyecto europeo.

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