Sorpresiva como rápida, la Comunidad de Madrid vuelve a ser el epicentro político que le corresponde. La crisis institucional en Madrid no tenía otra intención que provocar un cambio en el gobierno de la comunidad madrileña. La ex presidenta Cristina Cifuentes ha sido defenestrada; la operación no se ha consumado, posiblemente por la reacción del Partido Popular de Madrid.

Los promotores del caso Cifuentes no han salido a luz pública. Los políticos conocen que su trayectoria política como personal es información muy valiosa. En efecto, la corrupción en la Universidad Rey Juan Carlos destapada por el master dudoso en derecho autonómico, revela un proceder propio de los servicios de inteligencia, que en España son responsabilidad de la Vicepresidencia del gobierno de la nación. Podría haber otros actores, mucho menos probable.

Por el comportamiento de la prensa en España, estas situaciones hacen las delicias de los comentaristas políticos. El caso Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid ha dominado la escena y la crisis catalana ha quedado eclipsada, por un tiempo. No sabemos cuántas vidas le quedan al régimen del 75.

Ya habíamos avisado en nuestro anterior post, que Madrid podría ser moneda de cambio, dada la situación conflictiva en el reino de España. La crisis catalana no está resuelta, y los recientes movimientos de los grandes sindicatos de clase para apoyar a los presos catalanes, nos anuncia que la izquierda tiene una inclinación por el pactismo con los nacionalismos harto evidente, que ha contagiado al Partido Popular. Los Presupuestos Generales del Estado para el año 2018 ha dependido del apoyo del Partido Nacionalista Vasco.

El vídeo de Cristina Cifuentes comprometida en un supermercado por un hurto ha forzado la dimisión de la presidenta, que todavía no se había producido. Cierto que la posición del partido Ciudadanos, a pesar de sus amenazas, y del PSOE, que ha presentado una moción de censura, apoyada por Podemos, era débil, como se ha demostrado con la dimisión de Cristina Cifuentes. La última carta la tenía el Partido Popular de Madrid; parece que la utilizó.

Esperar que un político esté completamente limpio es bastante ingenuo. La corrupción en España rebela que los grandes partidos políticos han integrado los usos de la corrupción política con instrumentos económicos. Particularmente, el Partido Popular de Madrid presenta una extensa lista con nombres manchados por la corrupción: Ignacio González, Francisco Granados, Alberto Ruiz-Gallardón y Cristina Cifuentes. Faltan las sentencias judiciales firmes.

La apuesta de Rajoy, que varias veces hemos expuesto para explicar la estrategia del Partido Popular en los últimos años, parece que tiene consecuencias colaterales, como el caso de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Frenar el crecimiento económico de la comunidad madrileña tendría una recompensa en otros frentes políticos.

El papel desempeñado por el medio digital OK diario (posición 8 en el ranking Alexa Spain) se presta a varias interpretaciones. Simplemente fue oportuno para obligar a la señora Cifuentes a dimitir y así salvaguardar el gobierno de la Comunidad de Madrid. Cierto que manejar un caso personal se vende con mucha dificultad a la moral convertible en dinero. La crisis institucional en Madrid alienta la corte de las maravillas y los milagros.

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