Como señalan ciertos analistas políticos, España se parece cada vez más a Italia. La izquierda española, desde el Partido Socialista a Podemos y otras formaciones, esgrimen una sensibilidad especial para las demandas de los partidos nacionalistas vasco y catalán. En verdad, estamos ante un sentimiento de inferioridad transformado en doctrina política.
El integrismo de los nacionalistas vasco y catalán ha seducido a la izquierda española, al Partido Popular y a Ciudadanos; esto es un factor que explica los movimientos del partido liderado por Albert Rivera ante los pactos en Comunidades y Ayuntamientos. Cataluña es el caso particular que demuestra la absoluta dejadez del Estado español, a lo largo de 40 años. El régimen del 75 ha estado hipotecado por los nacionalistas vasco y catalán.
Juicio a los líderes del proceso independentista catalán está visto para sentencia; habrá que estar muy atento a los movimientos políticos y judiciales y comprobar cuánto decimos de la exagerada influencia de los nacionalistas vasco y catalán. El indulto sería la prueba que buscamos.
Todo esto corre paralelo a la conspiración republicana como solución a la descomposición del régimen del 75. Que el rey emérito Don Juan Carlos se resistiera a la abdicación en Don Felipe VI se debe a los temores de la Monarquía española.
Gracias a que la inconsciencia del pueblo español ha sido permanente, los partidos políticos nacionales han arriesgado todo lo que han podido, principalmente con el aparato autonómico.
La rebelión catalana ha destrozado la reputación del régimen del 75. Debemos reconocer que las raíces medievales rebrotan en Europa. El propio Brexit es un ejemplo harto evidente del trasfondo medieval.
El núcleo de los nacionalistas vasco y catalán es el integrismo. ¿Cuál es la razón de que no haya recibido la condena de Europa este nacionalismo? La caída del bloque soviético no contribuyó a cambiar el parecer de las autoridades europeas; sólo se explica por la pax americana y la realidad europea impregnada de falsas apariencias creadas por la Unión Europea, como la vertebración de la unión (Brexit).
No existe bloque constitucional. Partido Popular, Ciudadanos y Vox no componen una alianza real. Los días previos a los pactos lo han demostrado con la inestimable ayuda de los medios de comunicación. Los acuerdos que se alcancen no suponen una garantía contra las amenazas de los nacionalistas vasco y catalán.
Reducir a los nacionalistas vasco y catalán a un exilio interior en sus respectivas regiones es un anhelo que precisa la modificación de la Ley Electoral, una de las salvaguardas del régimen del 75. No hay entendimiento al respecto; alguna formación política lo reclama sin más.
Con lo que la conspiración republicana empezó el mismo día que arrancó la transición española. Una convivencia difícil que necesitó terrorismo, corrupción y traiciones por doquier. La Monarquía espera y la Iglesia Católica tuvo una influencia importante en los hechos y actores de la transición, como siempre señala César Vidal.
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