Los sucesos del día de ayer, 1-octubre, en Cataluña, no tienen encaje en los esquemas europeos. La falta de autocrítica, tras el referendo catalán, agrava todavía más el hecho de que el movimiento secesionista catalán no está en manos de la derecha catalana. Si el gobierno español no interviene, por completo, la autonomía de Cataluña, la situación se complicará extraordinariamente. Ayer, sólo amagó el gobierno del presidente Rajoy.

El referendo catalán es ilegal; el resultado para el gobierno catalán es lo suficientemente real para seguir con las ansias secesionistas. Recordemos que la Generalidad no busca la independencia, sensu estricto, sino la creación de los países catalanes. Cataluña independiente no es sostenible; la Gran Cataluña proyecta una sombra fatal para España.

El pacto de la Transición española, que incluye a los grandes partidos nacionales y las formaciones nacionalistas catalana, vasca y gallega, está roto. El enorme error del régimen del 75 consistió en recuperar la legalidad de la II República española; los estatutos de autonomía históricos se legalizaron, a pesar de la intensa actividad criminal de ETA, por aquellos años.

El sustrato popular español no es europeo; ayer, quedó demostrado en la jornada electoral catalana. El separatismo existe en cualquier rincón de España; no importa que la sociedad haya cambiado enormemente; la mala sangre reaparece con una facilidad pasmosa: repasemos los actos violentos en el referendo catalán.

El gobierno español, desde hace ya mucho tiempo, no lleva la iniciativa en este conflicto. De ningún modo un gobierno regional está a la misma altura del gobierno de la nación española. Las nacionalidades catalana o vasca son ficciones que sostienen los planes secesionistas en marcha.

Si en Europa vuelven a rasgarse las vestiduras por los acontecimientos de ayer, mientras el referendo catalán se celebraba, la voladura de la Unión Europea planea por Bruselas. El Brexit no será la principal amenaza para la estructura común europea.

El régimen del 75 debería caer; ni las instituciones han podido mantener la normalidad política por más tiempo. La Constitución de 1978 no es lo más valioso para la sociedad española.

Es cierto que la pax americana ha conseguido que Europa goce de una paz impuesta pero muy fructífera en lo económico. Alemania es un ejemplo de estabilidad; Francia conserva la V República; Italia y Bélgica siguen unidas, etc. La leyenda negra española sigue vigente para no pocos europeos.

Y la izquierda española no hace nada para contrarrestarlo; la intelectualidad no merece apenas atención. Los complejos salen a relucir con el referendo catalán y el síndrome del 36 reaparece para explicar los comportamientos secesionistas.

La Iglesia española se pronunció la semana pasada sobre la crisis catalana. Se ofreció para mediar; recordemos los buenos oficios de la Iglesia católica en Hispanoamérica, con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos; también, la Iglesia colombiana ha mediado en el proceso de paz en Colombia.

Dado el perfil bajo del gobierno español, la intervención de la Iglesia católica no puede descartarse, toda vez que una parte de la iglesia catalana apoya el proceso secesionista.

La moción de censura sobre el gobierno de Rajoy vuelve al primer plano. La declaración de independencia del gobierno catalán es inminente. ¿Cuál va a ser la reacción del gobierno español?

Las presiones sobre el gobierno español se acrecentarán; Europa se juega parte de su estabilidad con la crisis catalana. La falta de líderes se agudizará; veremos la actitud alemana.

 

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