La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del domingo 21 ha hecho que un escalofrío recorra el cuerpo de una parte de los españoles y ha concitado el interés de medios y partidos extranjeros. El gobierno se nuestra prudente y sabe que Rajoy redobla la apuesta de acuerdos con el Partido Socialista.

Las paradojas del régimen de 1975 son muy llamativas. Pedro Sánchez fue expulsado de la secretaria general del Partido Socialista por el aparato del mismo partido. Pedro Sánchez renace y las primeras valoraciones no tienen en cuenta lo que haya podido cambiar el político, desde la defenestración.

Los partidos quieren el poder y en función de sus fuerzas organizan la estrategia y las acciones tácticas. La radicalidad de los líderes es inconsistente, dada la fragilidad de las ideologías. El poder efectivo que proporcionan las elecciones es lo que obliga a conformar los mensajes y las alianzas de una determinada manera.

El régimen del 75 por el que Rajoy redobla la apuesta es, en los principios, una compensación al bando republicano de la Guerra Civil de 1936. La derecha política no es unánime en esto, porque las tramas corruptas que implican a políticos del PP no suponen una regeneración del sistema porque la Justicia haya intervenido. La corrupción es la máxima desafección por el régimen.

La crisis institucional con la Generalidad catalana parece indicar que serán los altos funcionarios del Estado los que tendrán que reaccionar ante la secesión de Cataluña, que avanza inexorable. Los políticos ofrecen tantas dudas…pero son los responsables ante la opinión pública.

El Partido Socialista ha vuelto al punto en el que se encontraba con la reelección de Pedro Sánchez. Este partido nunca ha tenido un sólido perfil socialdemócrata, por lo que sus reales opciones de pacto son Ciudadanos, Podemos y formaciones nacionalistas.

Los Presupuestos Generales del 2017 han puesto en evidencia la debilidad del régimen del 75: compensaciones económicas a los partidos nacionalistas para conseguir el apoyo de éstos. Ahora ha sido el PNV el gran beneficiado. ¿Dónde estaban los partidos constitucionalistas?

La moción de censura del próximo mes, presentada por Podemos es una oportunidad para que Rajoy demuestre que redobla la apuesta para convencer al Partido Socialista que el régimen del 75 se defiende con la salvaguardia del bipartidismo. Los roles esgrimidos por los líderes políticos, desde la transición, no permiten ser optimistas.

La pujanza política de Podemos, estimulada desde el gobierno por el comportamiento inaudito de la Sexta TV, es el reto mayor al que debe responder el nuevo secretario general del Partido Socialista.

La caída de un régimen puede cifrarse de varias maneras; si una Constitución pierde vigencia y deja de ser el soporte jurídico y doctrinal de un sistema político, unas nuevas Cortes Constituyentes entran en escena. Veremos si el desafío catalán no provoca tan caída y con ello del régimen del 75.

La deriva del PP hacia la corrupción tiene su origen en el golpe de estado del 11-M. El Partido Socialista recogió la legitimación del régimen del 75, tras el 23-F, y también ha sido cómplice de la corrupción política. El fenómeno Podemos es un movimiento pseudo revolucionario, por la conexión con los ocupas, que subvierten el orden burgués, la Constitución y la paz social.

Rajoy redobla la apuesta con las señales que envía desde la reelección de Pedro Sánchez. Los medios lo comentan y nadie parece advertir que la secesión catalana va en serio, como el Brexit. No se puede estar eternamente en la indecisión. La vuelta de Pedro Sánchez corre el peligro de convertirse en el fuego fatuo de los partidos políticos.

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