Los recientes atentados terroristas en Manchester y Londres han influido en los resultados electorales británicos, dado que el Partido Conservador ha perdido la mayoría absoluta y está condicionado a un pacto con la minoría irlandesa del norte. El terror del Estado Islámico advierte a Gran Bretaña que se olvide de seguir los consejos del presidente Trump de socavar la organización yihadista.

El terror es un arma política de primer orden, aunque los terroristas se sirvan de armas simples; las víctimas son, por lo general, las mismas, y se repiten a cada nuevo acto de terror. Europa soporta esta lacra por la escasa importancia del bloque europeo en la escena internacional.

Para Europa, sin Gran Bretaña, un Oriente medio pacifico es una necesidad largamente anhelada, pero inalcanzable por los objetivos del bloque anglosajón en la zona. La visita del presidente norteamericano, Donald Trump, a la región, ha dejado como consecuencia una crisis diplomática con las monarquías wahabitas, dado que aparece Qatar como chivo expiatorio.

Estados Unidos acusa a Qatar de financiar el yihadismo. No sabemos si la administración Trump ha sopesado la posición de cada uno de los actores en el Oriente medio, y la alianza con las monarquías wahabitas responde a la supervivencia de Israel y a la geopolítica del petróleo. Gran Bretaña siempre representa la continuidad; ahora, ¿un bandazo de Estados Unidos?

Rusia aparece para mediar en el conflicto diplomático entre regímenes sunitas, impuesto por Estados Unidos. Rusia es aliado del islam chiita, como se demuestra en la guerra en Siria. No sabemos si el objetivo del Kremlin es desplazar a Estados Unidos del mediterráneo oriental; parece poco realista. Si es cierto que Rusia necesita la unidad del islam chiita, liderado por Irán.

Los políticos no pueden ser sinceros sobre el Terror. La propia Teresa May parece que ha reconocido la excesiva complacencia con los extremistas islámicos que viven en el Reino Unido; para nada se referirá al papel que juega Gran Bretaña en la historia de Oriente medio. En España sabemos que el Terror sólo ha concitado mentiras y más mentiras, tanto con ETA como con el terrorismo islámico (11-M).

La UE se muestra como espectadora y soporta las consecuencias de la guerra en Siria, por proximidad y falta de política exterior y de defensa común. El terrorismo siempre ha preferido las plazas europeas, donde parece que se jugaba el enfrentamiento de la Guerra Fría y en estos momentos atrae al Terror yihadista.

La ambigüedad francesa se pone a prueba con la nueva presidencia de Macron. Francia ha sido víctima de los mayores ataques del Estado Islámico, y, sin embargo, es un fiel aliado de Israel y del bloque islámico sunita. Recordemos siempre que Israel dispone de fuerza nuclear por Francia, en los orígenes del Estado hebreo.

España, tras una neutralidad repetida en las dos grandes guerras mundiales, pertenece a la UE como a la OTAN de forma absolutamente pasiva. El régimen del 75 ni siquiera hace valer los acuerdos internacionales para la seguridad propia.

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