Ahora se conocen mejor las razones que llevaron a la señora Esperanza Aguirre, Grande de España, a renunciar a la presidencia de la Comunidad de Madrid. El empuje del proyecto Eurovegas no permitía que la presidenta recibiese un golpe negativo para su reputación, con el conflicto de la sanidad madrileña, desatado poco después del anuncio favorable a Madrid, por parte de la empresa Las Vegas Sands. Se gobierna a partir de los ciudadanos; pero los intereses hacen que los asuntos escapen del control democrático. La reforma sanitaria parcial surge de razones políticas antes que profesionales.

España presenta un estado fallido con doble cara: los partidos sediciosos catalanes y vascos que no se doblegan; por contra, una comunidad como Madrid que aspira a convertirse en una región europea, rica y con suficiente autonomía política, sin ideología nacionalista, la versión blanda de la independencia. Es preciso que prosiga la descentralización tal y como la conocemos, con las competencias intactas. De ello se ocupa el estado central. Madrid encaja a la perfección en el vaticinio de Riccardo Petrelia, a corto o medio plazo, dado que España conoce una crisis institucional, agravada por la crisis económica y financiera, que es consecuencia de la difícil aplicación de la democracia moderna en una sociedad compleja y con antecedentes tan dispares.

Ante el reto catalán, concretado en un próximo referendo por la ruptura, el estado español es vago e indeciso, a tenor de las declaraciones del presidente del gobierno y de varios ministros. Sólo las revelaciones publicadas por el diario El Mundo, a cerca de la corrupción de ciertos políticos nacionalistas (la familia Pujol), alerta a los electores ante las intenciones e intereses secesionistas del gobierno catalán. Se espera que todo se resuelva en las urnas. El estado español sufre de hipertrofia electoral.

Entre tanto, el gobierno madrileño se apresta a una reforma parcial de la sanidad estatal. Lo necesita para demostrar a un inversor como Las Vegas Sands que Madrid aplica una política neoliberal, como se exige en estos tiempos, para reformar un servicio como el sanitario y no es convencido por los sindicatos que se oponen. El éxito del gobierno madrileño debe ser recompensado por otros inversores extranjeros.

Según los datos del producto Interior Bruto por habitante de las regiones europeas, ofrecido por Eurostat (2008), Madrid con 30.900 € es superada únicamente por las Vascongadas con 31.800 €, en España. No se encuentra entre las 20 primeras; la región finlandesa Aland, que ocupa el puesto nº 20, presenta un PIB por habitante de 42.800 €. Madrid debe liderar este indicador en España y avanzar en Europa, siempre desde una perspectiva regional.

Según datos de wikipedia, Madrid es “la tercera área metropolitana -por detrás de las de París y Londres- y la tercera ciudad más poblada de la Unión Europea —por detrás de Berlín y Londres.” La misma fuente resalta que la Bolsa de Madrid es el tercer mayor mercado de valores de Europa; “Es la 8ª ciudad del mundo con mayor presencia de multinacionales, tras Pekín y por delante de Dubái, París y Nueva York.”

En Madrid hay un régimen, como en Andalucía, Cataluña y Vascongadas. Es el gran logro de la Monarquía parlamentaria de Juan Carlos I: el fracaso del estado central. Para alcanzar los objetivos previstos, gran región europea por encima del estado central, hay un fuerte consenso entre los grandes partidos, Partido Popular y Partido Socialista. Recuérdese que en las primeras elecciones autonómicas del 2003, el Partido Popular conservó el poder gracias a dos diputados tránsfugas socialistas que se pasaron al grupo mixto. La derecha política gobierna desde 1995, con una oposición conocedora de los intereses vitales para la Comunidad de Madrid. Que no haya sorpresas.

Desde la capital de España, podemos seguir agitando banderas nacionales, seguros de que los dirigentes regionales tienen unos planes muy diferentes, sin ser declarados. Esperan organizar los Juegos Olímpicos del 2020, con el apoyo del estado central. Deben mantenerse las mayorías absolutas del Partido Popular, pero el cuerpo electoral español está dividido: por un lado, ciudadanos y, por otro, personas desahuciadas socialmente. La evolución política es incierta, si bien hemos recuperado el espíritu guerra–civilista como en los mejores momentos históricos.

En mentideros periodísticos se recuerda la falta de buena relación entre el gobierno del estado y el equipo de Esperanza Aguirre. El proyecto de Eurovegas puede poner a cada uno en su sitio, y el gobierno madrileño confía en que la jurisdicción regional salga reforzada, a partir de la aceptación de las condiciones de Las Vegas Sands. Mientras, es muy complicado que, por medios pacíficos, Cataluña consiga la independencia; el conflicto en los Balcanes es un ejemplo a tener muy en cuenta. Sin embargo, la degradación de la Monarquía parlamentaria de Juan Carlos I, por este desafio en puertas, puede reportar beneficios a regiones como Madrid.

La tesis de Riccardo Petrelia es aplicable a Madrid, con la salvedad de que se precisa un estado fallido, como el español. Madrid se salva a sí misma.

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