La invasión de Ucrania por Rusia depara alarma nuclear 2022. De nuevo, fuentes de información occidentales informan que Rusia, que no gana la guerra, podría utilizar armas nucleares tácticas para conseguir doblegar al enemigo ucraniano.

El pasado 24 de febrero de este año, Rusia invadió Ucrania para conquistar ciertas regiones prorrusas. El día 5 de octubre, el presidente ruso Vladimir Putin firmo cuatro leyes constitucionales sobre la anexión de cuatro regiones ucranianas. Son Donetsk, Lugansk Zaporozhie y Jersón. Esta es una de las razones que explican la acción militar rusa en Ucrania.

Rusia desconfía del giro prooccidental que Ucrania dio en 2014, a partir del movimiento Euromaidan, que apenas se recuerda en la actualidad. La tensión entre Rusia y Ucrania ha explotado este año con una guerra que tiene consecuencias para Europa occidental principalmente.

Ahora alarma nuclear 2022 para elevar la exasperación internacional. Los europeos conocen inflación, problemas energéticos y la llegada de refugiados ucranianos. Los medios occidentales adelantaron los planes del Kremlin ruso para invadir Ucrania, aunque fueran desmentidos por la diplomacia rusa, en más de una ocasión. Sin embargo, se produjo la acción militar rusa. El efecto sorpresa es fundamental para el éxito de una acción militar; desapareció con las informaciones procedentes sobre todo del bloque anglosajón.

Rusia es una gran potencia nuclear. La proximidad de la NATO sería una realidad completa con la entrada de Ucrania en la NATO. Para Rusia, la guerra actual debe frenar los planes ucranianos de anexión a una organización occidental de carácter económico-político como la UE y una organización militar como la NATO. El formato geoestratégico de la Guerra Fría no ha desparecido; mientras Estados Unidos se sirve de la NATO para reafirmar el dominio de Europa y ha conseguido ganarse a países del bloque soviético, ahora libres, como Polonia o Rumania. Tras la guerra en los Balcanes, Rusia pierde posición en el tablero europeo.

Recientemente, el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y Seguridad, el español Josep Borrell, ha declarado que un ataque nuclear ruso provocaría la destrucción del ejército ruso. No es afortunada esta declaracion, porque no favorece la acción diplomática europea para detener la guerra en Ucrania. Y principalmente, carece de realismo el político catalán socialista.

Más importante es que la semana que viene, “la OTAN celebra unas maniobras militares de disuasión nuclear que ya estaban previstas antes de que Putin escalara el conflicto en Ucrania. “Si los cancelamos, estaríamos enviando la señal equivocada a Moscú”, explicó Stoltenberg.

El presidente Putin es autoritario; aspira a ser un presidente grande que devuelve a Rusia a un plano ascendente. Recordemos que Rusia, como Europa o Estados Unidos han sido azotados por la plaga del COVID-19. En el fondo, la muerte está manejando los hilos de la crisis en Ucrania. Una escalada nuclear es impensable, por ahora; pero la funesta influencia de una pandemia se demuestra en los comportamientos temerarios, fuera de lo normal.

La crisis de los misiles en Cuba en 1962 es el precedente más claro que tiene el mundo de una amenaza de guerra nuclear. La alarma nuclear 2022 no tiene todavía cuerpo de naturaleza para que el mundo encoja la respiración. Los centros de poder pretenden extender el miedo y Rusia es una incógnita.

 

Print Friendly, PDF & Email