El jueves 24 de febrero, Rusia invade Ucrania y aviva la guerra en Europa. En un artículo anterior, Rusia 2022, éramos escépticos ante la posibilidad real de una acción militar de Rusia contra Ucrania. Sin embargo, el conflicto es una realidad y una potencia como Rusia ha decidido un giro estratégico. La guerra en Europa es una conmoción para los ucranianos, primero, para la población rusa y los europeos todos.

En el año 2014, el movimiento Euromaidan, desconocido para los europeos occidentales, derrocó al presidente Viktor Yanukovich, un político partidario de Rusia. Ucrania tiene unos objetivos nuevos, acercarse a la Unión Europea y a la Nato. Rusia, encabezada por Vladimir Putin, reacciona con la anexión de la península de Crimea y el apoyo a las milicias prorrusas de la región ucraniana de Donbás. Finalmente, el gobierno ruso reconocería la independencia de Lugansk y Donetsk, como condición previa para la invasión de facto.

Los desafíos logísticos son evidentes para Rusia, si pretende una campaña rápida, con el menor número de bajas entre su cuerpo de ejército. Por el contrario, Ucrania, dirigida por Volodímir Zelenski, insta a las autoridades occidentales a que reaccionen con prontitud. Ayer, día 1 de marzo, el presidente ucraniano conectó con el Parlamento Europeo y solicitó el ingreso de Ucrania en la Unión Europea. Una situación excepcional justifica la petición del presidente de Ucrania, pero precisamente este acercamiento a Europa es una de las razones de la ofensiva rusa, en la actualidad. Guerra en Europa y los esfuerzos diplomáticos constantes.

El conflicto en el este de Europa aviva una realidad subyacente: el gaseoducto Nord Stream 2 se encuentra en una fase de certificación, que culminará en junio de 2022. Alemania necesita este nuevo gaseoducto, que complementa el Nord Stream 1 (1,9 billones de pies cúbicos), que actualmente funciona y no se ha detenido por la acción rusa. La anterior canciller de Alemania, Angela Merkel, ya retirada, formalizó con el presidente ruso, Vladimir Putin, la construcción de un segundo gaseoducto, que necesita la industria alemana.

Es conocida la oposición de Estados Unidos, Gran Bretaña y Polonia a la culminación del Nord Stream 2. La presión al gobierno alemán es toda una realidad; la invasión rusa no tiene una sola cara: la emancipación de Europa tiene que empezar a fraguarse, desde los proyectos logísticos y la economía. Hay muchas declaraciones por la libertad del pueblo ucraniano, por la democracia y la paz eterna kantiana, efectuadas por las autoridades europeas, que desconocen que los cimientos geoestratégicos del continente europeo han recibido una sacudida, pero no han sido derribados. Es decir, la pax americana.

El éxodo de la población ucraniana es una realidad; un contingente difícil de cuantificar busca refugio en países limítrofes como Polonia, Rumania, Hungría y Eslovaquia. Los medios de comunicación occidentales se centran lógicamente en el interés humano. Las noticias se suceden y cualquier cosa puede merecer la atención de los medios occidentales.

Por supuesto que las autoridades ucranianas quieren ingresar en las instituciones europeas, como la Unión Europea y no descartan pertenecer a la NATO. Sin embargo, la geopolítica queda definida por los Estados, que tiene un recurso a su alcance, que es la guerra, esto es, la política por otros medios. Vlamidir Putin no está loco; no es un demente. La extensión de la NATO es una realidad (Polonia y Rumania). Estados Unidos ha jugado muy bien las bazas de atraer a las naciones del este de Europa que recelan abiertamente de Rusia.

Ahora ha reaccionado Rusia; las sanciones económicas, financieras, deportivas, minan la moral del pueblo ruso, que ya conoció algo parecido con la invasión de Afganistán, en tiempos de la Unión Soviética.

Pero ante todo debemos incidir en la postura final que tomará Alemania ante el gaseoducto Nord Stream 2 y todo lo que conlleva: un acercamiento cierto de la principal potencia europea, Alemania, a Rusia. Una forma de alterar el status quo y frenar el ascenso de China. Con todo, se conjetura, en las circunstancias actuales, sobre la posibilidad del uso de armas nucleares tácticas, por parte de Rusia. La guerra en Europa es un hecho.

 

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