Con la victoria del Partido Socialista el bipartidismo salva la cara. Los grandes partidos, Partido Socialista y Partido Popular, son la representación del régimen del 75, la Constitución del 78 y la ordenación territorial. La caída del Partido Popular abre una nueva incógnita; una legislatura nueva para la definición de Ciudadanos. Líderes cuestionados como Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (Vox). Pablo Iglesias (Podemos) ha pagado el permiso de paternidad disfrutado.

Se ha vuelto a demostrar que no hay ninguna elección fundamental; con Pedro Sánchez, el bipartidismo salva la cara, una buena noticia para Europa, los mercados y los partidarios del régimen del 75, en España. Los partidos independentistas de Cataluña y Comunidad Vasca confían en el régimen del 75 como en la ley electoral vigente.

Insistimos que la conspiración republicana sigue en marcha. Es el elemento que une a la izquierda española con la masa independentista periférica. Los resultados del Partido Popular obedecen a la deriva republicana del tándem Rajoy-Soraya, la apuesta de Rajoy que ha hundido al Partido Popular.

Las próximas elecciones municipales y autonómicas corregirán el resultado de las Elecciones Generales o afianzarán la preeminencia de la izquierda republicana, a partir de las franquicias electorales en juego. Vox pondrá a prueba su estructura, medios y discurso político.

Aunque la victoria del PSOE supone que el bipartidismo salva la cara, nuestro siglo XIX domina el escenario político español; una vez más, se ha demostrado, con los bloques definidos, la radicalidad per se, toda vez que Ciudadanos descarta un entendimiento con el PSOE.

La rebelión catalana entra en una nueva fase; el éxito de Esquerra Republicana es un nuevo condicionante para el Partido Socialista. El conflicto catalán se proyecta sobre una solución republicana. La derecha política si lo entiende, se calla.

Vox tiene la oportunidad de atraer personalidades del Partido Popular; Pablo Casado debe advertir que el partido sacrificado puede ser el suyo, sin ir más lejos, aunque los mensajes enreden sin cesar. Se abre una fase nueva que refuerza el papel de los medios de comunicación en la pugna política.

Con estas Elecciones Generales, el bipartidismo salva la cara, ¿por última vez? ¿la derecha política manejará los pactos electorales con más decisión y altura de miras? El personalismo aparece en todo el espectro político.

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