Por el Principio de Realidad reconocemos que el viajo del Papa Francisco a Irak ha sido una sorpresa, un acontecimiento que nos recuerda que nuestro punto de vista en asuntos políticos o religiosos se modifica por la necesidad de encontrar una explicación de las coaliciones de poder en el mundo. Algo intrincado de saber.

El cristianismo europeo, dividido entre católicos, protestantes y ortodoxos, no es determinante para las relaciones de poder en el mundo, aunque la presencia del Papa francisco es un éxito diplomático y del ecumenismo católico. La influencia de los cristianos europeos no puede competir con los cristianos norteamericanos, como ha demostrado la administración Trump, en particular los cristianos evangélicos. Guatemala es un país centroamericano que podría a día de hoy conocer una mayoría relativa de cristianos evangélicos frente a cristianos católicos. La Iglesia Evangélica compite con la Iglesia Católica en América.

Por el Principio de Realidad reconocemos que la justificación del último viaje del Papa Francisco a Irak es coherente con la doctrina ecuménica, a pesar de la realidad del integrismo musulmán que proyecta su influencia en Oriente Medio. La guerra en Siria es un claro ejemplo de la devastación del Oriente Medio. Lleva 10 años y puede destruir el espíritu de una nación, ante la indiferencia de Occidente. El viaje papal no cierra el conflicto y lo que puede aportar a la pacificación de la zona es muy escaso. Seguir la noticia.

Sin embargo, la unidad religiosa entre cristianos sería muy conveniente para Occidente; por el Principio de Realidad no apostamos por interpretar que el sentido de las tendencias religiosas actuales condujera a la unidad operativa de las distintas confesiones cristianas en el mundo. ¿Es Oriente Medio un punto de partida?

Por el Principio de Realidad sabemos que la política puede concretar lo irrealizable, como la Perestroika de M. Gorbachov acabó con el régimen soviético. La Administración Biden también ha optado por sancionar al Estado ruso por el caso Navalny, el político ruso opositor a Putin, que resultó envenenado en circunstancias misteriosas. Europeos y norteamericanos sancionan a Rusia y alejan el acercamiento con el cristianismo ortodoxo, que fue el único que reaccionó ante la conversión de Santa Sofía en mezquita (Turquía). La diplomacia vaticana puede verse perjudicada por el asunto Navalny y tener que retrasar sus planes con el cristianismo ortodoxo.

Por el Principio de Realidad reconocemos que los planos político y religioso se superponen constantemente. La tradición filosófica y teológica llena bibliotecas, pero no es el fundamento de los partidos políticos occidentales. Ideal plataforma para arribistas, el partido político refleja la realidad del sufragio universal: no corrige la lucha de clases y aleja a candidatos ilustrados de la política democrática. El cuerpo de funcionarios es el encargado de sostener al Estado y proporcionar un mínimo de continuidad en los procesos políticos y administrativos.

El cristianismo norteamericano y chino son las realidades que pueden influir en los acontecimientos venideros. El fino equilibrio entre el poder militar, la fuerza comercial y el sostén de la religión todavía permite que Estados Unidos ejerza el principal liderazgo. China conoce una explosión comercial y presenta un sincretismo religioso que parece beneficioso para el gigante asiático. Sin embargo, no conocemos la fuerza militar real que tiene China.

La increible plasticidad de la vida ha encontrado el climax con el ser humano.

A nivel subconsciente, la tensión entre Eros-Tánatos determina nuestro grado de tolerancia al dolor de la vida.

El Principio de Realidad rasga sentimientos, pensamientos y el conocimiento. Nuestro equilibrio interno, emocional e intelectual, precisa del libre albedrío, porque justifica el individualismo innato en nuestra cultura occidental. La pandemia podrá cambiarnos. Esperemos.

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