El presidente del gobierno en funciones, tras presentarse ante el Rey, ha aceptado el encargo de formar gobierno; mientras su partido avisa que Rajoy podría no comparecer en su investidura, porque la Constitución no indica exigencia alguna, al respecto.
Hay un derecho no declarado de concatenar dos legislaturas, al menos, para los presidentes del gobierno. Rajoy espera lo mismo, como ya disfrutaron Zapatero, Aznar o González. La costumbre es la fuerza que acerca al pueblo a las élites políticas; no se debe traicionar tal trayectoria, para bien del bipartidismo y la estabilidad del régimen.
Es muy difícil explicar los equilibrios de la Monarquía actual. En las Cortes Generales los partidos secesionistas catalán y vasco tienen un protagonismo que se ha demostrado con la elección del presidente del Congreso, que ha recaído en la ministra de Fomento en funciones Ana Pastor con el apoyo velado de una formación nacionalista.
El Pacto de la Transición sigue, pues, sosteniendo la política española y Rajoy no es una excepción. La legislatura ha sido de lo más convencional; los gobiernos no tienen obligación de reparar las injusticas de la vida, salvo que la notoriedad política lo justifique. Por ejemplo, la inversión en fármacos contra la hepatitis C. El ciudadano no debería olvidar que en una sociedad hay que operar desde un grupo de presión. Tantas quejas individuales no suponen un reto para los políticos.
Entre tanto comentario de periodistas y políticos no sale a cuestión la apuesta de Rajoy, que tanto hemos mencionado desde aquí. El Partido Popular ha mimetizado parte de la política socialista, como demuestra el respeto a la legalidad en el asunto del aborto, y en la política antiterrorista, que ha procurado beneficios a varios etarras. Rajoy, desde el comienzo de la anterior legislatura, sabía que iba a deformar la imagen del partido de centro derecha; necesita demostrar que la defensa del régimen, amenazado por una crisis económica severa, pasaba por traicionar señas de identidad propias.
En la situación actual el partido Ciudadanos estaría poco menos que obligado a votar en favor del señor Rajoy. La destreza de la derecha política tiene que sobresalir para atraer el apoyo suficiente que necesita Rajoy. El Partido Socialista siempre se ha caracterizado por tener multitud de correligionarios entre los servidores públicos. Algo ha cambiado, posiblemente los vaivenes generacionales.
Rajoy dixit
Recordamos la obra de Ortega y Gasset, La España Invertebrada, para comprobar que la sociedad española no ha cambiado, en sus características propias. ¿Hay estabilidad en el fondo?
El gran pensador español denunciaba que el particularismo se había adueñado de clases sociales y gremios, lo que dificultaba la necesaria colaboración entre las clases para el correcto funcionamiento de la sociedad española. No podía sospechar Ortega que el citado particularismo se extendería hasta alcanzar a los propios ciudadanos. Hace un siglo, el comercio todavía no había experimentado el crecimiento monumental que hoy comprobamos. Ni clases ni gremios tienen una relevancia como entonces.
Ortega también destacaba el escaso aprecio del pueblo español por los políticos; en las encuestas actuales, los políticos no son mejor valorados, que hace un siglo. El filosofo conoció la caída de la Monarquía, el triunfo de la República y el fatal desenlace de la Guerra Civil.
Rajoy es la gran esperanza para el régimen monárquico, amenazado por la secesión en marcha de la Generalidad catalana. Una sociedad plena exigiría una gran coalición para afrontar los retos políticos y económicos. Rajoy proseguirá con una mayoría simple, si la consigue y no piensa contradecir a la historia.
Gracias por el post. Que debemos preguntarnos los españoles pues:
-esta es una situacion nacional o de orden mundial.
-el caos se establecerá como el escenario donde todo convergera, impulsado por mediocres en las instituciones.
– el conflicto basado en la violencia politica, por egomaniacos
Sin lustre y menos ilustrados.
– desafecto ciudadano y metastasis de la democracia.
En fin, todo pinta gris.