En una reciente entrada hemos insistido en la primacía de Oriente para el devenir espiritual de Occidente;  what´s else?

Si atendemos a los tópicos habituales que confrontan la metafísica con la realidad nos perdemos parte de la verdad. El conocimiento metafísico es fundamental para la psique humana. Dios o la divinidad proporcinan beneficios que todos disfrutamos.

Por ejemplo, la actividad de la alquimia se inició en Oriente; los árabes prosiguieron con esta actividad hasta influir en el desarrollo de la alquimia occidental. La propia alquimia está en la base del desarrollo de la ciencia en Occidente y en el resto del mundo.

La base de la alquimia es un conocimiento metafísico que permite, por una serie de asociaciones que deben permanecer ocultas para no iniciados, la manipulación de la realidad para conseguir transformaciones. Por lo tanto, no podemos confrontar la metafísica con la realidad. Veamos un claro ejemplo de lo que decimos, what´s else:

“Una información que llegó a los musulmanes en algún momento del siglo XIII y, a través de ellos, a Occidente, posiblemente a través de esta ruta chino-hindú fue la fórmula de una mezcla explosiva que terminó llamándose pólvora, desarrollada paradójicamente por los taoístas chinos para alcanzar la inmortalidad. Esta mezcla de nitrato potásico (KNO3), azufre (S) y carbón (que no carbono) explota porque los sólidos reaccionan cuando se les aproxima una fuente de calor (llama) para formar gases (CO, N2, SO2) que ocupan muchísimo más espacio que los sólidos originales y lo ocupan muy rápidamente.” Fuente.

El taoísmo es el conocimiento hermético, la tradición religiosa y filosófica reservada para la élite china. En el ejemplo que hemos seleccionado, se prueba que un conocimiento profundo de la naturaleza permite descubrir cosas (la pólvora) que de lo contrario sería imposible desarrollar. Sin la metafísica, con la figura de Dios o la divinidad en el centro del sistema, no es posible proponerse transformaciones de la materia, del hombre.

Por ello, la ciencia occidental, a través del método científico, tiene que tener una base metafísica que nos explique los avances científicos y tecnológicos que han transformado el mundo, desde el siglo XVIII. Como ya demostrara la práctica alquímica, la creencia en la divinidad y los resortes químicos posibles, hizo posible la mejora de las condiciones de vida.

Es importante, que la religión y la filosofía tomen como centro de sus sistemas la figura de Dios. No obstante, en Occidente, desde el siglo XVIII, los principales filósofos se apartaron de la centralidad divina o realizaron formulaciones complejas sin justificación divina.

La situación se agrava en el siglo XIX y explota en el XX. La filosofía y la religión evolucionan minando la realidad divina, aunque la ciencia ha tenido que conservarla para justificar sus hallazgos, precisamente al comprobar las transformaciones acometidas del hombre y de la sociedad. La manipulación de la realidad parte de un conocimiento transcendental necesario para el cambio de la persona y de la realidad circundante.

Recordamos entonces, que no tiene sentido que confrontemos la metafísica con la realidad porque nos privamos de una verdad incuestionable. El hombre parte de sus ideas y creencias para descubrir y transformar la realidad, paso a paso, desde Oriente hasta Occidente, en infinidad de caminos transitados por los sistemas filosóficos centrados en Dios hasta la ciencia práctica, que es aparentemente agnóstica. What´s else.

 

Print Friendly, PDF & Email