La crisis migratoria es el asunto más importante que enfrenta el continente europeo. Lo más destacado es la división, pues Italia se niega a recoger más barcos con inmigrantes africanos, abordo. La Unión Europea se muestra dubitativa, toda vez que no puede determinar la geopolítica europea; encontrar una solución es ver como España cumple con los deseos migratorios.
El movimiento migratorio es ordenado: lo demuestran las imágenes del barco Aquarius; es fácil darse cuenta que esta avalancha migratoria se encuentra en las mismas coordenadas geoestratégicas que la Primavera Árabe. Entonces, los promotores deben coincidir…
En efecto, el bloque anglosajón, el Islam Wahabita y el Israel sionista componen la alianza que ha diseñado y ejecutado la Primavera Árabe; entre sus consecuencias, una corriente migratoria ordenada hacia Europa.
En este contexto, aparece el Brexit, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Un promotor de la avalancha migratoria no quiere compartir las obligaciones de los socios europeos. El Brexit es una guerra comercial como la misma política de Estados Unidos que impone aranceles al acero y aluminio de Europa; hay más productos afectados, de origen europeo.
¿Podríamos concebir que la UE encontrase una solución real para el problema migratorio?
No.
Como los europeos no somos dueños de nuestro destino, no es posible que la superestructura europea respondiera enérgicamente a la corriente migratoria con origen en África. Es imprescindible que Europa fuera soberana en el terreno militar; sin embargo, la OTAN es la estructura político-militar que domina el continente, con el bloque anglosajón encabezando la dirección.
Así pues, tenemos países que se niegan a recoger a los inmigrantes africanos como Italia, Hungría o Chequia. Con España, Alemania, con división interior o Francia, tenemos la otra cara de la moneda.
Estamos ante una nueva prueba para la Unión Europea. No parece que los promotores de la corriente migratoria ordenada vayan a cortar en seco este movimiento, que reclama actitudes contradictorias: humanitarias o no solidarias. Hemos advertido que lo aconsejable, por el momento, es la división europea, porque al carecer de competencias militares, el continente europeo no conseguirá unirse.
La geopolítica europea se ve afectada por la Primavera Árabe, el Brexit y la rebelión catalana en España (primavera europea). Unas precisas coordenadas que no denuncia el establishment europeo, a pesar que los acontecimientos actuales demuestran la preponderancia de la política sobre la economía.
El gobierno español, el ejecutivo socialista resolvió recoger al barco Aquiarius. Le debía un favor a la Comisión europea, ya que en nuestro anterior post hemos asegurado que el cambio de gobierno en España había sido impuesto por las autoridades europeas. La solidaridad española ha sido un gesto hacia Europa.
La presidencia norteamericana de Donald Trump es congruente con el Brexit y emprende una guerra comercial con Europa, China y otros países. El presidente de Estados Unidos está dispuesto a frenar la inmigración proveniente de México.
La ideología mundialista enfrenta una crisis que no puede ser resuelta contentando a todos los actores involucrados. El bloque anglosajón no suelta Europa y la crisis migratoria erosionará la unidad europea, que tampoco tiene una solución para la rebelión catalana.
Para comprender cuanto decimos démonos cuenta de que Europa no hubiera podido emprender una guerra comercial en contra de nadie. Europa está en una pasividad…
Algo que no debemos olvidar es que los antiguos miembros del Pacto de Varsovia gozan de más libertad en el seno de la UE que los países de la Europa occidental. Hungría, Polonia o Chequia no tienen las hipotecas que otros como España o Italia evidencian. Asi que las democracias liberales pagan peaje.
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