Es obra de uno de los más destacados filósofos españoles, José Ortega y Gasset (1883-1955). Meditaciones del Quijote apareció en 1914 y contiene proposiciones originales del pensador español. Aparecen varias descripciones que son actuales y que arrojan luz sobre nuestras sociedades, aunque haya transcurrido un siglo.

Ortega y Gasset analizó la complejidad de la sociedad occidental, dados los progresos de la democracia liberal y del capitalismo. Todavía el nihilismo no había penetrado con fuerza en la cultura occidental, cuestión que ahora comprobamos sobradamente. La capacidad de penetración en las complejidades sociales es una de las cualidades del filósofo español.

Necesitamos saber por qué el nihilismo ha conseguido dominar el corazón de la sociedad occidental. Justamente y sin proponérselo Ortega y Gasset, en las Meditaciones del Quijote nos da la respuesta al referirse al siglo XX:

“…Hizo en él la humanidad occidental el aprendizaje de la política, género de vida hasta entonces reducido a los ministros y los consejos palatinos. La preocupación política, es decir, la conciencia y actividad de lo social, derrámase sobre las muchedumbres merced a la democracia. Y con un fiero exclusivismo ocuparon el primer plano de la atención los problemas de la vida social…”

En efecto, el nihilismo ha conseguido dominar los resortes culturales y sociales de Occidente por la extensión de la democracia liberal, el sistema político imperante en nuestra civilización. Aún tratándose de un mito, la democracia revela los manejos del poder entre oligarquías y con ello contagia al pueblo, que sigue al pie de la letra las lecciones de la democracia y se divide para conseguir ningún poder político.

Precisamente los partidos políticos representan parte de las oligarquías en liza, que son muy influenciables por otras organizaciones, que proyectan su poder sin ningún refrendo popular. Los partidos políticos son instituciones extrañas al Estado. ¿Tienen autoridad la masonería, las empresas que recurren al lobbismo o los movimientos reivindicativos? No.

Una experiencia extrema de poder sólo es posible en los gobiernos de los Estados o en los consejos de las grandes corporaciones multinacionales. El pueblo puede contagiarse de una manifestación así, en una revolución o guerra civil, pero la actitud popular es conservadora, a diferencia de las élites.

El nihilismo es la ideología del poder, toda vez que la autoridad es directamente infravalorada en nuestros usos sociales y familiares. Entre tanto, el capitalismo es otro de los motores que extiende los alcances del nihilismo. Un excedente de racionalidad y lógica mercantil.

El aborto o la eutanasia legal son las exigencias de los regímenes liberales, que proyectan la imagen del hombre nuevo. Sin embargo, es el nihilismo lo que se infiltra en la vida de los ciudadanos, reforzado con las adicciones tan presentes hoy en día. Los derechos o libertades tienen una justificación muy equivoca, porque responden al dualismo esencial de los procesos sociales.

Con las Meditaciones del Quijote, José Ortega y Gasset presiente el auge del nihilismo. Con su reconocida fórmula raciovitalista “yo soy yo y mi circunstancia…” Ortega propone un sistema filosófico y vital que entronca con el existencialismo español, una característica única del pueblo español. No obstante, el nihilismo ha progresado gracias a la Guerra Civil española.

¿Por qué Occidente cura sus heridas precisamente con el nihilismo? Tras la Gran Guerra, la II Guerra Mundial y el Nazismo, la gran cultura occidental se sirvió de la revolución contra cultural de los sesenta para socavar la autoridad de las instituciones tradicionales, el Estado y las distintas Iglesias cristianas. Los mercados quedaron al margen. El comercio no es una defensa ante el nihilismo.

 

Print Friendly, PDF & Email