El pacto de la transición consistió en un reparto de dinero y poder, cedido éste a las regiones reivindicativas y al resto, con una corrupción consentida en aras de la gobernabilidad. La Monarquía parlamentaria de Juan Carlos I creyó que acertaba al consentir el enriquecimiento de la familia Pujol y del partido Convergencia y Unión, que ahora sabemos por la acción de la justicia en Cataluña. El reparto de poder y dinero no ha tenido la consecuencia deseada, dado que la Generalidad catalana ha puesto en marcha un proceso secesionista. Una mordida que atrajo a la propia familia real, en la persona de la infanta Cristina y su marido.

La corrupción se extendió inevitablemente; recordemos los casos que salieron a la luz pública, en parte por la acción del diario El Mundo, con el gobierno largo socialista de Felipe González. Caso Rumasa; caso Flick; caso Kio; caso Juan Guerra, hermano del vicepresidente del gobierno Alfonso Guerra; caso Wardbase; caso de los fondos reservados en la lucha antiterrorista; caso Filesa; caso Ibercorp; caso Casinos; caso Sarasola, etc. La relación es extensa y podéis consultarla.

Que la justicia hoy intente hacer justicia es creíble en la persona del ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz que cumple condena; también cumplen condena los miembros de otras tramas; pero una duda razonable hace que se recele de los nombres importantes y su relación con la Justicia española. La corrupción ha sido auspiciada desde el poder del Estado y es muy difícil borrar las huellas de tanta desidia y complicidad. Por eso insistimos que los regímenes patrios se descomponen por la corrupción y las traiciones. De nuevo repetimos los errores del pasado.

El Partido Popular se ha puesto a la altura del PSOE con las tramas de corrupción que tocan al partido de centro-derecha. La crisis ha tenido este efecto y es una de las causas de la debacle del bipartidismo, a tenor de los últimos comicios municipales y regionales; y se proyecta para las próximas Elecciones Generales del 20 de diciembre del corriente año.

Conforme nuestra historia, la Monarquía parlamentaria de los Borbones tendría las horas contadas; sin intervención del aparato militar, ¿cabe que la resistencia del régimen será dura?

Sin duda ayudan las instituciones de la globalización, UE, OTAN, FMI, Banco Mundial y otras a que el régimen español aminore sus tribulaciones. El nuevo Rey es un perfecto embajador para estos fines.

Hay que advertir que la irrupción de los partidos Ciudadanos y Podemos no aseguran una regeneración del sistema, desde dentro, con unos líderes tentados por el poder, como demostró el debate entre el señor Rivera y Pablo Iglesias, en la Sexta cadena de TV

Los regímenes políticos, en España, no se regeneran, dan paso a uno nuevo.

El pacto del reparto dinero y poder puede tener un final feliz; por ello, son tan importantes y decisivos los comicios generales; o un final triste, porque la secesión catalana avanza y tumba un régimen construido con un reparto de dinero y poder.

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