Quedan pocos días para la Diada catalana y los comicios electorales del 27 de septiembre, que podrán deparar un golpe de Estado por la iniciativa de la Generalidad, si es de signo nacionalista. Ahora bien, el verdadero objetivo del nacionalismo catalán es recomponer la Corona de Aragón; la independencia no es suficiente, ni colmaría las aspiraciones secesionistas catalanas; pero se requiere en una primera fase y las circunstancias son favorables para Arturo Mas, el presidente de la Generalidad.

Precisamente, tras las elecciones autonómicas y municipales, la formación valenciana Compromiso ha mandado un guiño reafirmante al nacionalismo catalán, pues el gobierno municipal de Puzol ordeno cambiar la letra del himno valenciano, en las pasadas fiestas patronales. “Nuevas glorias a España” desaparece y la bandera de España es apartado de los municipios en los que gobierna Compromiso. Esto es lo que necesita la Generalidad catalana para seguir adelante con sus planes secesionistas de reconstruir la Corona de Aragón, con capital en Barcelona.

En las Islas Baleares gobierna una coalición del PSOE y Más (partido). Las emisiones de TV3 (televisión oficial catalana) en las islas volverán a ser realidad por decisión del gobierno balear.

El PSOE demuestra que llegado el momento podría traicionar a la Monarquía constitucional española y favorecer al secesionismo catalán, que necesitará el apoyo institucional de los gobiernos valenciano y balear; ya se han dado pasos en este sentido. El Estado español reacciona con un proyecto de reforma constitucional para que el Tribunal que vela por la Carta Magna pueda aplicar las leyes que promulga. Sin embargo, se necesitan medidas políticas, la gran unidad de los partidos constitucionales y unos medios de comunicación que secundarán la acción común.

A todo esto, hemos llegado a esta situación por la dejadez del Estado español. Ya hemos advertido que los regímenes españoles se degradan y acaban con la propia legalidad que han establecido (Repúblicas españolas, por ejemplo). La Monarquía constitucional no es una excepción. Los últimos movimientos del gobierno español no despiertan el interés de la ciudadanía, que tampoco está avisada del proyecto secesionista catalán, recomponer la Corona de Aragón.

La globalización ha traído un reparto del poder, entre los estados y los mercados, que favorecen los sueños medievales, como el catalán. Las organizaciones supranacionales, como la UE, FMI, OTAN, y otras, no son una garantía para la Monarquía constitucional española, a pesar de las manifestaciones recientes de Ángela Merkel y David Cameron. El totalitarismo rebajado, pacífico del secesionismo catalán despierta admiraciones en los países europeos, con problemas similares. Estamos completamente seguros y la Corona de Aragón puede revivir.

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