El Sahara Occidental es la ruta política para la Navidad española de 2020. En general, los medios de comunicación y los partidos políticos no enfrentan el desafío del Sahara Occidental, porque supondría revisar las bases oportunistas del régimen del 75.

Ningún partido del arco parlamentario español encarna el nacionalismo español; Vox no es una excepción, al respecto. La administración norteamericana, con el presidente Trump a la cabeza todavía, ha reconocido la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. Tan sólo Podemos apoya al Frente Polisario y exige un referendo para la ex colonia española; la inteligencia comunista es incompatible con las posiciones del nacionalismo español; es una conclusión conceptual que refuerza nuestra idea: no hay una formación política que encarne el nacionalismo español.

Los acuerdos entre Estados Unidos y España y la pertenencia de ésta a la UE y la OTAN frenan la aparición de un partido español nacionalista; Vox es la formación más verosímil, pero la democracia liberal española erosiona los valores y principios de los partidos que consiguen representación parlamentaria. El nacionalismo español enfrentaría los pactos con Estados Unidos y la Unión Europea. El Sahara Occidental condicionó la Transición española y reaparece ahora que la crisis del régimen del 75 podría ser definitiva.

Marruecos como potencia media que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y, además, abre relaciones diplomáticas con Israel.  Marruecos es la vencedora circunstancial del conflicto sobre el Sahara Occidental. El Reino de Marruecos es expansionista y ambiciona la conquista de las plazas españolas de Ceuta y Melilla, en el norte del continente africano.

Si el régimen español del 75 ha llegado a una crisis definitiva es porque carece de verdadera legitimidad política; la cesión del Sahara Occidental a Marruecos es un asunto capital para entender la rápida Transición española, sin bases legitimadoras, salvo la restauración de la dinastía de los Borbones en la Corona española.

Un mito que se mantiene hoy es la pacífica Transición española; es mentira porque la actividad criminal de la banda terrorista vasca, ETA, fue muy efectiva y constante, que se prolongo en el tiempo. Ahora los acuerdos del gobierno social-comunista con Bildu, brazo político de ETA, en favor de los Presupuestos Generales de España para el año 2021, es una deuda que se cobra por el nacionalismo vasco.

El gobierno español social-comunista carece de política exterior bien definida, porque las contradicciones entre el PSOE y Unidas Podemos se concretan en el Sahara Occidental. Recordamos que los pactos con Estados Unidos han desbaratado la política exterior de España. Ningún gobierno del régimen del 75 ha conseguido lidiar con esta limitación sustancial. Ser miembro de la OTAN no compensa esta radical limitación de la soberanía nacional. La inteligencia comunista, sin pretenderlo realmente, coincide con el nacionalismo español, porque enfrenta la dominación norteamericana.

Vox no puede negar sus vínculos con la facción encabeza por el presidente Trump. Cualquier partido político que no entienda que el equilibrio de un gobierno depende de la política interior como la política exterior, no escapa del mero oportunismo populista. Vox no parece que pudiera equilibrar la posición del Reino de España en el concierto internacional. En general, la derecha española, ya sea monárquica o republicana, no cuenta con un programa creíble en política exterior. Tan sólo un oportunismo basado en la buena vecindad.

La izquierda española, que maneja la propaganda mucho mejor que el centro-derecha, demuestra que tiene los mismos problemas conceptuales y operativos para concretar una política sólida y continuista en España. Sabemos que la Unión Europea observa a los países díscolos, aunque no sigue una política de castigos, dado que Europa tiene la misma carencia de legitimidad que España. El statu quo de la victoria aliada en la II Guerra Mundial.

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