Siria es una de las claves de la actualidad; el ejército del régimen sirio recupera la ciudad de Palmira; la parcial retirada de las fuerzas rusas en el terreno sirio, tras el acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, retoma la entente de la Guerra Fría, que se estableció con la crisis de la misiles, en Cuba; por cierto, visitada la nación caribeña por el presidente Obama, recientemente.

Los atentados en Bélgica, Pakistán e Irak, a cargo del Estado Islámico, cogen por sorpresa al continente europeo, como la oleada de inmigrantes que ha dejado a la Unión Europea en una situación muy comprometida; más razones para el Brexit (23 de junio del 2016, según el resultado del referendo en el Reino Unido)

La guerra en Siria pudo haber sido un conflicto en tiempos de la Guerra Fría; sin embargo, la contienda no se desató hasta la irrupción de la Primavera árabe, por lo que se habrá necesitado décadas de preparación. Tras la caída de la Unión Soviética, Rusia no se había ocupado de Oriente medio como ahora ha demostrado en la guerra de Siria, con una demostración real de la fuerza militar rusa, por lo que el promotor de la Primavera árabe, Estados Unidos, retrocede y reproduce la entente de la Guerra Fría. Algo muy beneficioso para Europa, en el plano político. Claves para entender la geoestrategia norteamericana.

Constatamos que a pesar de la Unión Europea, una superestructura política, sin competencia militar, en manos de la OTAN, controlada por Estados Unidos; aún con el Acuerdo para libre comercio entre la UE y EE.UU sobre la mesa, a falta de un trato final ( la 12ª ronda de negociación comenzó el pasado febrero); con todo, no exista una unidad de facto en la civilización occidental, dado que ahora vivimos lances del enfrentamiento entre civilizaciones; no hay final de la historia, sino la Pax americana refrendada por el poderío nuclear, que perpetua el status quo de la II Guerra Mundial.

Europa es un protectorado de Estados Unidos; Gran Bretaña y Francia mantienen una cierta autonomía diplomática y militar, como ha demostrado la Primavera árabe en Siria y para escarnio de la UE, que carece de competencias militares y diplomáticas. La salida del Reino Unido de la UE podría acelerar la disolución de la UE, algo nada descabellado. ¿Puede Alemania sostener una alianza, sin fuerza militar y competencia exterior sine die?

La crisis económica, financiera y de deuda soberana ha deformado el proyecto europeo; como demuestra la situación creada en Bélgica y el resto de países europeos, tras el último atentado islamista, las deficiencias en la seguridad, en la política europea común, ante retos nuevos y dramáticos, puede proyectar a nuevas formaciones políticas en Alemania, por ejemplo, que tumben el bipartidismo, esa querida institución política que ha mantenido la estabilidad de la Europa occidental.

La Globalización es la cara de la moneda; la cruz es la reaparición del medievalismo en Europa, en Bélgica o en España; tensiones separatistas en la parte flamenca, en Bélgica, y en Cataluña, la región con más talante medieval de España. La fragmentación respondería a la constitución medieval de las naciones europeas, que debería ser frenada por la Unión Europea, ahora sujeta a problemas inmigratorios no previstos.

Las cancillerías europeas no disponen de claves para atajar los problemas que acucian a los europeos: la crisis económica, con la amenaza latente de una nueva sacudida financiera; el terrorismo yihadista, que obedece a la falta de una política común de la UE para Oriente Medio, como la crisis de los miles de inmigrantes que huyen de la guerra siria o de otros escenarios conflictivos.

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