Sobre la mesa política, Elecciones Generales en noviembre, para desbaratar la situación de bloqueo actual, sin visos de solución. Los partidos políticos no apuestan en público por una nueva convocatoria electoral. Las posiciones relativas de cada formación se mantienen y la crisis institucional del régimen del 75 se agrava.
La insurrección de la Generalidad catalana ha puesto patas arriba el régimen del 75, dominado por un modelo bipartidista, imperfecto, pero que aseguraba los gobiernos del PP o PSOE.
La izquierda española confía en un gobierno frente populista; el Partido Socialista se resiste, aunque reconozca que comparte los objetivos de la citada izquierda, que tiene poder en el parlamento español y autonómicos.
La gran dificultad es la legalidad para concretar dos referendos, que la izquierda exige sin dilación: en Cataluña, para decidir sobre su pertenencia o no a España; otro referendo para decidir sobre la República, lo que supondría la caída de la monarquía parlamentaria de la dinastía de los Borbones.
Un gobierno de coalición PSOE-Podemos tendría la suficiente legitimidad, porque los partidos nacionalistas apoyarían la celebración de los referendos indicados. Tengamos muy en cuenta las manifestaciones de los parlamentarios de Ezquerra Republicana catalana.
Una República federal o confederal sería del agrado de las bases y dirigentes del PSOE. Ahora bien, España pertenece a la Unión Europea y a la OTAN. Existen toda la clase de dificultades para que la izquierda española logrará sus objetivos republicanos. No obstante, la situación en Cataluña es una permanente invitación para un golpe de estado, desde la legalidad subvertida.
Parece, en el fondo, que la Familia Real aceptaría un cambio de régimen, si el pueblo español lo aprueba. No por casualidad, el rey emérito Juan Carlos I, dispone de una considerable fortuna, para afrontar los reveses del destino. No sería la primera vez.
Partido Popular y Ciudadanos no tienen iniciativa política. Enroscados en su negativa de facilitar un gobierno del PSOE, no manejan los resortes principales del régimen 75, los medios de comunicación, ni el Tribunal Constitucional, Senado, Consejo de Estado, etc. El Ibex 35, del que se dice que presiona, no tiene una vinculación orgánica con la derecha política, ya que no constituye ésta un establishment.
Por lo tanto, el Partido Socialista se resiste a un gobierno de coalición con Podemos, con una sonrisa de cualquiera de sus dirigentes.
Recordemos que el gobierno popular del tándem Rajoy-Soraya apostó decididamente por la República. El comodín de la derecha ha facilitado a la izquierda que sus ambiciones estén más cerca de materializarse. Elecciones Generales en noviembre responde al cortoplacismo que nos domina. La verdadera opción de la derecha política es la mayor dominación de Europa en nuestros asuntos internos: presupuesto, recursos financieros y directivas que justifican la inacción del Partido Popular y Ciudadanos.
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