Gracias a los avances con respecto a la pandemia del COVID-19, los países católicos recuperan la Semana Santa 2022. Esto permite un respiro para los fieles como para ciertos medios de comunicación que, en las últimas semanas, llevan un estrés visible por la Guerra en Europa, a partir de la invasión de Ucrania por fuerzas militares regulares rusas.

Desde la Red Voltaire se informa que el pasado 17 de febrero, Ucrania atacó la región prorrusa Donbás, todavía bajo la soberanía de Ucrania. Este hecho no puede ser refrendado fácilmente por la opinión pública europea, dado que los medios occidentales no han reportado tal suceso, que explicaría, en parte, la invasión rusa de parte de Ucrania. En la actualidad, Rusia reconoce la independencia de Donbás.

Y es cierto que Rusia inició la invasión el 24 de febrero, pocos días después; parace poco probable la preparación de una acción militar de envergadura en tan poco tiempo.

Más bien, Rusia llevaba urdiendo una acción militar contra Ucrania. De ser cierta la información de la Red Voltaire, Rusia encontró el detonante en la acción militar de Ucrania con la región prorrusa de Donbás.

Desde Foreing Police, en el análisis “El mes que cambió un siglo” por Michael Hirsh. El autor insiste en la evidente razón por la que Rusia ha emprendido una Guerra en Ucrania; tanto Rusia como China pretenden socavar la dominación de Estados Unidos. Esta guerra lleva el indeleble sello de los rivales de la democracia norteamericana. Cosa distinta es que lo consigan tanto Rusia como China, a medio o largo plazo.

Si la Semana Santa 2022 trae la recuperación de una tradición religiosa y, por tanto, una característica fundamental de una civilización, desde la óptica del bloque anglosajón, el desafío ruso hay que entenderlo desde una perspectiva de choque de civilizaciones.

Se constata que la invasión rusa de Ucrania no está consiguiendo completar los objetivos militares, dada la resistencia de Ucrania. Sabemos que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha relevado de sus funciones a altos mandos militares, ante la situación de la Guerra en Ucrania. Esto ya pasó en otros conflictos, como en Chechenia, en 2004. Hay un evidente desarreglo en la cúpula militar rusa. Pero la campaña todavía no ha terminado y no conviene lanzar conjeturas. Una guerra es cambiante y Europa lo reconoce.

Suecia y Finlandia aceleran su entrada en la Nato; la organización militar más importante del mundo está ante una oportunidad que no se había presentado antes: aumentar el número de los países miembros y arrancar un compromiso de las naciones europeas para incrementar los presupuestos militares (2%).

Mientras, Estados Unidos ha aumentado la venta a Europa del gas licuado. Según informa CNN español, Norteamérica ha exportado mas de 12.000 millones de metros cúbicos de gas LGN a Europa, en los primeros meses del año 2022. La Guerra en Ucrania ha supuesto una reconsideración de los acuerdos energéticos con Rusia. Las sanciones y otras disposiciones han traído perjuicios para una fuente aparentemente segura para Rusia: la energía.

En Europa, el presidente de Hungría Orbán ha ganado las elecciones; esta victoria concede un cuarto mandato Vicktor Orbán. El político húngaro está más cerca del presidente ruso, Vladimir Putin, que los mandatarios occidentales, ahora unidos en una abierta oposición al presidente ruso.

Francia conocerá en una semana al ganador de las elecciones presidenciales; en la segunda vuelta, se enfrentan Macron y la candidata de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen. Francia está influida por la Guerra en Europa y las elecciones presidenciales reflejan las tensiones vividas en las cancillerías europeas, en un mes escaso. ¿Podrán más las cuestiones europeas que las estrictamente francesas?

Semana Santa 2022 y Europa recobra el protagonismo gracias a una Guerra en Europa.

 

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